De acuerdo, después de una ceremonia que todos califican como más bien aburrida, la peli que se ha llevado el "oscar al agua" ha sido Crash ante la sorpresa de nuestros vaqueros favoritos (¿habrán pagado derechos por utilizar el mismo título que la que hizo David Cronenberg?). No he visto la peli por culpa de los prejuicios que tengo hacia la señora Sandra Bullock, pero ahora pienso que quizás me he perdido algo. También es cierto que el director-guionista es Paul Haggis, ya nominado por su guión adaptado en la genial Million Dollar Baby.


Hablando de directores por los que siento debilidad, este finde tuve ocasión de ver por fin 9 songs de Michael Winterbottom y tengo que decir que aunque me gusta el planteamiento de vida de los protas, conciertos pop-rockeros y sexo, el argumento no es que dé mucho de sí. Considero que ambas cosas son más bien una cuestión de vivirlas y no de que nos las cuenten en una peli así, sin ton ni son. ¿Qué tiene de emocionante ver un directo de los Black Rebel Motorcycle Club o de cualquier otro en una peli?, ni que decir del sexo, claro. No cabe mucho analisis en el tema, pero como soy una marciana yo haré uno: la habilidad que tiene Winterbottom para tratar el sexo, y es que el tio plantea sexo honesto sin ser porno, lo cual me parece una destreza dado lo delicado del asunto.

Desde luego, lo que cuenta Winterbottom en esta peli es bastante más sencillo y cordial que las comeduras de tarro que nos plantea W. Allen. Y es que después de una intensa sesión, una acaba dándole un abrazo al tío Allen (¿aliviada?) con la certeza de que cualquier relación está abocada al fracaso, independientemente del desembolso psicoanalítico además.

Pero claro, son tiempos inciertos y de corto plazo.

Por eso hoy el tema del día tiene un poco de swing con bee bop: la versión de Limehouse Blues del trompetista Harry James.