Y pillamos un taxi que nos lleva desde el centro al aeropuerto, a la Terminal
Matar Al Aladim del Cairo. Y facturamos. Y cogemos un vuelo que nos deja en
Asuán. Y pillamos otro taxi que nos lleva desde el aeropuerto hasta la ciudad.
El taxista se llama
Omba, es nubio, y nos ofrece sus servicios para hacernos la ruta del
templo de Filae, la
presa de Asuán y el
obelisco inacabado. Algo me dice que lo habríamos conseguido por menos, pero aceptamos por 140 libras egipcias. Omba es simpático, nos cuenta su vida, tiene dos mujeres, una de ellas, fallecida, y cuatro hijos. Me ofrece un
Cleopatra (tabaco típico egipcio) y me lo fumo. El hombre no conduce del todo mal, pero su gusto cubriendo el salpicadero deja mucho que desear.
El
templo de Filae está en una isla en medio del
Nilo, y se llega a él en barquita, previo pago. Es el primer templo egipcio que veo (lo más cercano que había visto yo hasta entonces era el
templo de Debod en Madrid) y me resulta impresionante (claro que desconocía lo que me quedaba por ver). Imaginaos: un templo en medio del Nilo, rodeadas de palmeras enormes… Reconozco que mi tendencia al flipamiento es descomunal, pero a mi me parecía que estaba viviendo la primera parte de la peli “
Los 10 mandamientos”, no lo podía evitar.
Templo de Filae
Lo siguiente fue la presa de Asuán que es enorme, como un mar, el llamado lago Nasser. No niego que es impresionante, que resulta interesante por la historia que tiene y por lo que su construcción ha supuesto, pero en mi opinión es una visita prescindible. Y por último, lo del “obelisco inacabado” que ya sólo por el nombre nos parecía un poco truño, así que decidimos pasar.
Qué queréis que os diga, después del estrés que me produjo El Cairo, Asuán fue un remanso de paz. La gente está acostumbradísima al extranjero y no son tan pesados, todo el mundo habla en inglés y todo en general me pareció fácil, razonable y muy agradable, hasta la comida, que me encantó, sobre todo la sopa de lentejas! Hmmm… que rica estaba!
Asuán
Asuán
En Asuán lo mejor son las falucas. Unos veleros que van por el Nilo haciendo paradas entre isla e isla. Una de las cosas más agradables que he hecho en el viaje, sin duda.
Faluca
Nos bajamos en la isla del jardín botánico y nos bajamos en la isla Elefantina – se llama así porque antiguamente desempeñó un papel muy importante en el comercio del marfil – Allí se asientan dos pueblos nubios: Sion y Koti, los cuales aún mantienen sus costumbres. En Koti nos hicimos amigas del abuelo del pueblo que tenía una cultura de España impresionante. Con él estuvimos tomando un té egipcio y con él estuvimos hablando de los Reyes Católicos, de la Reconquista, de la Batalla de los Pirineos, de Franco, de Juan Carlos y Doña Sofía. Fue alucinante: un abuelo nubio, en inglés, en medio de una isla y con mucha más cultura que algunos de nuestros paisanos. Me impresionó, y todo lo que sabía, lo sabía por lo que había leído! Me encantó la experiencia. Con todo, la gente vive mal, son muy pobres, los niños te siguen pidiéndote bolis… y se te parte un poco el alma.
El abuelo nubio
Y aunque la estancia en Asuán fue una delicia, nosotras ya teníamos prevista la siguiente parada: Abu Simbel.
Continuara...
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Sonando At last I am Born de Morrisey
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