El Cairo
Lo primero de todo, pedir disculpas. Mi intención había sido hacer una crónica más o menos diaria del viaje. Esto le habría dado más frescura al blog. Un poco más inspiración para contaros las sensaciones, impresiones, las cosas que nos han pasado, etc. Como hice en Irlanda.
La verdad es que me he visto pilladísima de tiempo y la vez que intenté conectarme desde el ordenador del Princess Hotel en Luxor, me encontré con un “El Recreo de Bea Creo” en árabe. Y claro, desistí.
Por lo tanto me he propuesto hacer una serie de resúmenes - ya una vez de vuelta - de lo que ha sido para compensar.
El Cairo es caótico. Pensad en una ciudad de veinte millones de habitantes, sin semáforos ni señales de tráfico. En la que cruzar una carretera en pleno centro es un auténtico chute de adrenalina. Sortear docenas de vehículos que van a toda mecha y algún que otro burro de carga, es una aventura sin igual. Todas las aceras están a medio construir, con lo que el peatón va caminando entre socavones, pedruscos puestos en medio y un montón de desniveles. El horror.
Como tía es un incordio, todos, absolutamente todos te dicen algo, incluso las chicas, sobre todo las jóvenes, te vacilan, supongo que les resultamos exóticas por no llevar velo, no sé. “Beatiful” “What’s your name?” “Where are you from?” El colmo es cuando te hacen “chschschsss!” y tú como idiota, va y te giras. Al principio te sorprendes, puede que te haga gracia y puede que respondas educadamente. Error. Aprovechan la mínima para enredarte. Resultado: acabas poniendo cara de perro a todo cristo con tal de que te dejen en paz.
El Cairo es difícil. Ellos te ven como una especie de cartera llena de billetes andante e intentan sacarte pasta por todos lados. Al principio una piensa: “bueno es igual…” y pagas, y pringas. Pero al final te da tanta rabia, son tan evidentes engañando con los precios, son taaan liantes, que te cabreas, y de repente te ves discutiendo y negociando como una energúmena - medio en inglés, medio en árabe y lo que haga falta - con un montón de taxistas de la estación de trenes bajo la mirada atenta de una docena de transeúntes que andaban por ahí con ganas de intervenir. Es tal el embrollo que se puede llegar a montar, que nadie, ni siquiera nosotras, entendemos lo que está pasando. Eso sí, todo el mundo se divierte de lo lindo con la escena, porque lo que no se puede negar es que cachondeo y sentido del humor, no les falta a esta gente.
La verdad es que me he visto pilladísima de tiempo y la vez que intenté conectarme desde el ordenador del Princess Hotel en Luxor, me encontré con un “El Recreo de Bea Creo” en árabe. Y claro, desistí.
Por lo tanto me he propuesto hacer una serie de resúmenes - ya una vez de vuelta - de lo que ha sido para compensar.
El Cairo es caótico. Pensad en una ciudad de veinte millones de habitantes, sin semáforos ni señales de tráfico. En la que cruzar una carretera en pleno centro es un auténtico chute de adrenalina. Sortear docenas de vehículos que van a toda mecha y algún que otro burro de carga, es una aventura sin igual. Todas las aceras están a medio construir, con lo que el peatón va caminando entre socavones, pedruscos puestos en medio y un montón de desniveles. El horror.
Como tía es un incordio, todos, absolutamente todos te dicen algo, incluso las chicas, sobre todo las jóvenes, te vacilan, supongo que les resultamos exóticas por no llevar velo, no sé. “Beatiful” “What’s your name?” “Where are you from?” El colmo es cuando te hacen “chschschsss!” y tú como idiota, va y te giras. Al principio te sorprendes, puede que te haga gracia y puede que respondas educadamente. Error. Aprovechan la mínima para enredarte. Resultado: acabas poniendo cara de perro a todo cristo con tal de que te dejen en paz.
El Cairo es difícil. Ellos te ven como una especie de cartera llena de billetes andante e intentan sacarte pasta por todos lados. Al principio una piensa: “bueno es igual…” y pagas, y pringas. Pero al final te da tanta rabia, son tan evidentes engañando con los precios, son taaan liantes, que te cabreas, y de repente te ves discutiendo y negociando como una energúmena - medio en inglés, medio en árabe y lo que haga falta - con un montón de taxistas de la estación de trenes bajo la mirada atenta de una docena de transeúntes que andaban por ahí con ganas de intervenir. Es tal el embrollo que se puede llegar a montar, que nadie, ni siquiera nosotras, entendemos lo que está pasando. Eso sí, todo el mundo se divierte de lo lindo con la escena, porque lo que no se puede negar es que cachondeo y sentido del humor, no les falta a esta gente.
Entonces te das cuenta de que estás completamente inmersa en el mundo árabe, que eres uno más y que has captado a la perfección su cultura.
Welcome to Cairo. ¡Prueba superada! Ya somos capaces de viajar solitas hacia Asuán y buscarnos la vida en el sur de Egipto.
Continuara…
Welcome to Cairo. ¡Prueba superada! Ya somos capaces de viajar solitas hacia Asuán y buscarnos la vida en el sur de Egipto.
Continuara…
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Sonando Think About It de los Jayhawks
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Dim dimmas!
Que chulas las fotos..la cámara debía ser chulisima
Bueno, bueno, Nai, coincides totalmente con el diagnóstico que yo hice en su momento. Buenas fotos de Al-Azhar y de la ciudad desde la Ciudadela. Por cierto, el aire estaba limpio...
Óscar
fijate que yo lo veia todo contaminadisimo...