La casa encendida ha celebrado del 4 al 8 de octubre el 
experimentaclub’06. El evento ha reunido a dj’s y audio-artistas conceptuales de todo el mundo que un buen día decidieron “experimentar” con el sonido. Entonces, gracias a este espacio, los genios de la vanguardia sonora tienen un sitio propio para presentarnos sus ruidos y estridencias varias, aportándonos de paso, una nueva dimensión del sonido. Puede que te guste, puede que lo odies, puede que acabes con dolor de oidos, pero sorprender, sorprenden.
Nosotros nos dejamos caer el sábado, así que hablaré de lo que vi, oí y entendí personalmente ese día.
La cosa empezaba en el patio a las 19.00h con 
dj Continuidad, o lo que es lo mismo, 
Oriol Rossel. A modo de presentación, os diré que este tipo, entre otras muchas cosas, tiene bastante qué decir en la composición de los programas del 
Sónar, pero en el 
experimentaclub de este año, se dedicó a darnos una 
punk-sesión (finales 70 principios 80) brutal, muy buena.
A eso de las 20.00h presentaban “
El festival minúsculo”. “El festival minúsculo” consistía en meter a seis tipos de público en una sala, calzarles unos cascos y ponerles frente a una pantalla. Una vez que comienza el “festival” el público empieza a "fliparlo" con los soniditos que el audio-artista 
Wade Matthews improvisa con su ordenador. Se supone que es algo expresivo y tal, pero a mi me estaba dejando absolutamente perpleja, o sea un tipo que hace 
piiiiiiiiiiiiiiuuuuuuuuuuuuuupi con el ordenata… pues no sé. El 
apogeo artístico surge cuando a los soniditos se le añaden unas 
imágenes inconexas de color distorsionado, esto es, que no se entiende nada de lo que ves –
la psicodélica no ha muerto- me digo. Nunca he probado un 
tripi, pero estoy segura de que la sensación es la misma. Sobrecogedor.
El singular artista japonés 
Otomo Yoshihide, tuvo la oportunidad de presentarnos su proyecto “
Gramophonia”. Otomo 
explora la naturaleza del sonido colocando un platillo de batería en una mesa de mezclas de vinillo, obligándolo a “sonar” a toda costa con la aguja. También explora aporreando el plato contra la mesa y el platillo contra el plato. La cosa es aporrear como 
manifestación artística y de paso que unos bafles gigantes recojan el sonido a todo trapo. Percibo que puede que sea un 
virtuoso del ruido, pero yo, humildemente, no lo entiendo.
El despliegue creativo es total, pero el dolor de cabeza también.
Experimenta’06 terminó el sábado con la actuación de 
Whitehouse, -
todo un mito de los 80- me dice M.A. Estos dos señores, hacen una 
electrónica tóxica y brutal, para mi gusto no hay mucho más que decir, ah si! que son cero clemencia para los tímpanos, por si no os lo imaginabais. Vaya, que no son santo de mi devoción, pero paradojicamente, reconozco que tienen un algo así como 
inhumano que te engancha.
Habría sido perfecto si alguien hubiera repartido un poco de 
ibuprofeno al final de la fiesta.
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El tema que me tiene atrapada ultimamente es 
este: When we, were young de los
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