El festival del verano. Una crónica.

A petición del público y como consecuencia de una pequeña regañina de Roskat, pasaré a hacer una crónica de lo que fue el SummerCase. Me dejo de reflexiones existencialistas, que al parecer no molan.

¿Qué os voy a decir? Pues que personalmente creo que con esta edición el Summer se ha consolidado como festival veraniego aquí en Madrid, ciudad hostil (dejadme un poquito de acidez). Ahí tienen, señoras y señores para todos los ambientes y gustos: para nostálgicos, para modernos, para rockeros, para electrónicos, para gays y lesbianas, para pandillas y para los novios, para jóvenes inquietos y juveniles treintañeros. Y el espíritu buenrollista de los festis se apederó de mi.

James no nos decepcionó, pero quedó un poco descafeinado por el día, con todo, los bailes del tío a lo Michael Stipe, nos alucinaron. Tomamos posiciones para Jarvis en la carpa. Empezó con fuerza su Fat Children y siguió con Don’t let him waste your time. La gente tenía ganas de contoneo, de la elegancia hecha pop y del macarrismo – pará él esto no es incompatible - del flaco de Sheffield. Gustó, pero claro, no es Pulp. Una cervecita para refrescar el gaznate y vamos corriendo al escenario en el que están los Jesús and Mary Chain. Un poco de estrés, pero vamos. Y ahí están, arrastrando los acordes, estáticos y desencantados de la vida. Me molan. Creo que ya lo dije un día: Psychocandy y que se joda el mundo. Míticos, grupo favorito de Scarlet Johanson que no salio a cantar, como contaban que pasó en nosedonde (¿es verdad o leyenda urbana?). A continuación vivimos un momento OMD de lo más cachondo bailando sin parar sus temas de siempre: Enola Gay, Souvenir, Electricity, Joan of Arc… Cansancio y hambre, nos pillamos unos bocatas de salchichas trasnochadas, un tipo que no conozco de nada me dice que me parezco a PJ Harvey (mande? pasesé usted por Optica Carli, oiga) y nos reímos a pesar de que nos estamos perdiendo a los !!!. Recuperados, vamos al escenario grande para ver a Chemical Brothers y bailamos y reímos y decidimos que nos vamos a ver a Felix da Housecat. Viernes.

Sábado. Empezamos tarde y contemplamos a Lilly Allen, sin más. Vamos a la carpa y tomamos posiciones, es el momento de PJ Harvey, tenemos ganas. Y sale. Lleva un vestido espectacular, es una reina, está guapísima y tiene la suficiente seguridad como para salir ella sola con una guitarra y montarse un acústico con temas de lo último. Y triunfa. Nos encanta con su Ride of me y punto. Y hay que salir en cuanto acaba porque están los Flaming Lips en el otro escenario y hay que verlos, aunque sean unos frikis. Frikis disfrazados de papa noeles, el tío que sale dentro de una burbuja gigante de plástico y se lanza al público, serpentinas, estrellitas, colorines… en fin surrealistas. Tenemos que tomar posición para Arcade FIRE, estrés y nervios. Quiero estar cerca y verlo todo muy bien. Salen y me flipo. Esta peña al estilo Tío Sam está chiflada. Tengo la sensación que entre tanto lirismo va a aparecer un amish ordeñando una vaca delante del órgano, me encantan y el público lo da todo. Cansancio y momento de conversación con David Lyon. Estamos a gusto. Finalmente nos vamos a ver a los Sissor Sisters y bailamos mientras contemplamos atónitos un amago de felación entre ellos… en fin, risas.

Intenso, divertido, un evento digno del Recreo de BeaCreo, porque ¿qué sería la vida sin música?

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Sonando Baby’s coming back to me de Jarvis

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1 Response to "El festival del verano. Una crónica."

  • Roskat Says:

    Yo me quedo con la crónica de lo que viste en el festival. Quédate con lo positivo, que es lo que vale.

    Y perdón si he sido un poco dura, a veces, para espabilar, te tienen que decir algo más duro. (que me lo digan a mí, jejejeje)