Era un tipo normal

Luego se revelan como sujetos altamente peligrosos.

Pongamos a tío cualquiera de un pueblo cualquiera. De clase media, madre peluquera y padre profesor de una escuela de siderurgia, por ejemplo.

Un tío con estudios, “aunque de esta universidad nunca salieron grandes lumbreras” piensa un poco en secreto la directora de estudios de la facultad.

Es un tipo que consiguió un puesto de trabajo más o menos normal, un sueldo normal, una vida normal. Demasiado normal.

Entonces el hombre decide presentarse como candidato a concejal de su pueblo, pero no consigue suficientes votos y desiste. Demasiado normal.

Pero es un tío con aficiones, le gusta el judo y después de practicar durante años, no pasa de cinturón verde porque sufre un problema en las rodillas. Demasiado normal.

Son tiempos difíciles, hay tanta competencia… Así que en realidad, no sé, se trata de un tipo lo suficientemente normal como para no considerarlo un perdedor. Ni siquiera. Todos tenemos problemas.

“Una persona débil con problemas familiares”, decían sus amigos, “destacaba poco”, sus compañeros de trabajo. Ya os digo, lo normal.

Pues bien, este tipo se llama Jorome Kerviel, un “broker” francés la Société Générale le acusa del mayor fraude bancario de la historia. De eludir todos los sistemas de seguridad y de causar unas pérdidas de casi 5.000 millones de euros!!, ¡¡justo dos días después del desplome de prácticamente todas las Bolsas del mundo!!

Y su drama radica en que aún hay quien dice que se trata de una persona “demasiado normal” y sin capacidad lo suficientemente brillante como para haber cometido semejante fraude.

No sé si reír o llorar.


Yo a este tío le veo cara de estar hasta los mismisimos cataplines de todo.

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Sonando Voilà de Françoise Hardy

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