Es mi placer anunciaros, señoras y señores, la primera contribución de la que espero que sean muchas más de mi estimado amigo Alayn Bon. Disfrutad.


A little less conversation and more action

Siempre se suele decir que la realidad supera a la ficción, pero si os dijera que Elvis Presley y Richard Nixon se reunieron en el despacho oval de la Casa Blanca en una reunión “secreta” el 21 de diciembre de 1970 ¿os lo creeríais? Pues hay tenéis la foto que lo atestigua:



Elvis estaba obsesionado con su súbita decadencia musical, debido a la competencia de unos melenudos ingleses llamados los Beatles (antiamericanos en su opinión), los hippies y el problema racial. Y sobre todo, quería tener una placa de agente del F.B.I. Ser agente federal. La mayoría de los mortales viven sin ella y se fastidian. Pero él no. Cogió y se plantó en Washington ante la Casa Blanca para pedir una placa.

A las 9:30 los agentes del servicio secreto asignados a la puerta principal de la Casa Blanca vieron que se aproximaba un grupo de individuos que parecían guardaespaldas, y con ellos, alguien de aspecto inconfundible. Llamaron a Bud Krogh, consejero presidencial: “Que ha llegado el Rey” le dijeron. Krogh miró en su agenda, pero no vio cita con monarca alguno. “No, no. El Rey del rock. Está aquí en la puerta”. Le dijeron los guardas. Krogh decidió reunirse con Elvis por dos motivos: era su obligación pero también porque era un fan de su música.

Elvis le entregó una carta entre entrañable y patética en la mostraba sus demandas. En una hoja de American Airlines y escrito de su puño y letra escribía “Querido Señor Presidente: En primer lugar, me gustaría presentarme. Me llamo Elvis Presley, lo admiro y siento un profundo respeto por su cargo”. Tras atestiguar su preocupación por la situación de América, rápidamente indica su meritos y su demanda: “Lo que quiero no es que me den un título o un despacho. Puedo ayudar mejor si me nombran Agente Federal” Todavía hay una perla más en la carta. Entre tachones y faltas ortográficas Elvis dice “He estudiado en profundidad el abuso de drogas y las técnicas comunistas de lavado de cerebro (!!!)y estoy en el mejor lugar para ayudar”.

Los asesores del presidente creían que era una broma. Pero las elecciones estaban cercanas, y Elvis podía ayudar a conseguir votos de los jóvenes, así que se decidió aceptar la reunión. Le llamaron al hotel en que se alojaba y se vieron a las 12:30. Nixon intentando no mostrarse demasiado tenso y sonriente, haría las delicias de cualquier psicólogo gestual. Elvis Presley, según algunas fuentes, entró colocado, vestido con “pantalones ajustados de terciopelo morado, camisa blanca de seda con cuello de pico inmenso por encima de un chaleco corto que dejaba ver el cinturón con su gigantesca hebilla dorada. Y una capa. Las gafas eran de cristal tintado, con una montura de plata tan gruesa que cabían las letras “EP” escritas con brillantes”. Para mostrar sus deseos de paz al presidente Elvis en un último gesto surrealista le regaló una Colt 45.

Dos horas después de la reunión, Elvis recibió su placa. Un fotógrafo inmortalizó la cita con el presidente, guardada durante dos meses en secreto. Se pueden ver estos días los trajes, los documentos, las cartas y la pistola en una exposición en la Biblioteca presidencial Richard Nixon de California. Todos los datos sobre este acontecimiento aparecieron en EL PAIS el 15/01/2007. ¿Qué poca repercusión no?